La lista negra de los burócratas y politiquillos de Quintana Roo.

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Pedro Canché hizo pública una lista de personas indeseadas para formar parte de la nueva administración apenas al día siguiente de la elección.

 

La mayoría se sienten intocables, mediocres profesionistas (o pseudo profesionistas), ejercito de rémoras, no los mueven porque sistemáticamente han tapado las irregularidades que llegan desde el nivel del gobernador; es decir, se volvieron importantes, pero importantes para desfalcar al estado.

Ahí radica su poder, ahí radica su peso político.

No son indispensables para administrar, no tuvieron y no tienen la capacidad para mantener un buen desempeño (con los resultados a la vista). Muchos son acomplejados, y tratan de ocultar sus deficiencias con prepotencia y arrogancia; la incapacidad y la frustración les transpira y los convierte en personajes explosivos.

Ellos levantan escándalos, uno tras otro, y siguen impunes, los resguarda el gran bodoque de la impunidad, y así -en respuesta-, estos esbirros de la corrupción defenderán a su líder hasta con los dientes porque con la llegada del nuevo gobernador muchos tendrán que caer. Todos deberían ir tras las rejas la postura ciudadana (la que expresó Canché) me parece lo más saludable -para empezar-, desde el primer día del sexenio de Carlos Joaquín todos deben salir de las áreas del poder público, deben alejar sus manos de las arcas quintanarroenses; que actualmente agonizan.

Algunos de ellos tienen lugares que parecen seguros: regidurías, diputaciones, plazas en organismos autónomos o en delegaciones federales. Sabemos del blindaje de Borge, pero hay muchos personajes oscuros menores que ya se han blindado, y habremos de esperar para saber que tan difícil será sacar a estas fastidiosas ratas. Imagínese tal cual una infestación de ratas en su casa, muchas de las más grandes y hambrientas (metafóricamente podría ser Mauricio Gongora, Abuxapqui, Fabian Vallado, etc.) son las primeas en caer en las trampas, pero hay otras que son un dolor de cabeza el poder hacerlas salir de sus escondites (llámese instituto de transparencia, derechos humanos, IEQROO, TEQROO, poder judicial, poder legislativo, UQROO, UPB, delegaciones federales, y un largo etc.).

Definitivamente el eslogan de Carlos Joaquín es acorde a la situación, se necesita: “un nuevo comienzo”.

El tráfico de influencias tendrá que terminar, no queremos hijos de políticos saliendo de la carrera para tomar puestos de primer nivel, no queremos malabares de familiares entre poderes, o entre instancias de gobierno y organismos autónomos. ¿Cuál será la modificación en la ley para evitar que el esposa o esposa de algún burócrata de primer nivel tenga un puesto de dirección en otro poder? ¿Cuándo habrá procesos abiertos para la contratación de personal en el gobierno? Estoy seguro que algunos de los que leen habrán sido beneficiados (o sus familiares) en algún momento, pero nos conviene más a todos como sociedad que los puestos sean ocupados con los perfiles adecuados.

Por el momento no hay que olvidar estos nombres, sin embargo, el sistema debe cambiar para que mañana no nos volvamos a llenar de este tipo alimañas. Carlos Joaquín no sólo debe de poner rostros nuevos en puestos de primer nivel, sino cambiar la forma de escoger a quiénes ocuparán los espacios (de todos los niveles). Sin tener intocables.

http://www.noticiaspedrocanche.com/?s=lista

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